La novela El
espía del inca (2018) se emparenta con el género de detectives, tal como
afirman su autor y muchos críticos, porque el misterio a develar es la forma en que se concreta la muerte de Atahualpa. Desde el inicio de la novela, sabemos que se urde un
plan para liberar al Inca, el cual tiene como protagonista al personaje
principal de la novela: Yunpacha, el espía del Inca. En ese sentido, como
lectores, nos mantiene en vilo saber ¿cómo es que pudo fracasar ese proyecto,
si la estructura dirigencial incaica que muestra la novela es sumamente
sofisticada y eficiente, capaz de esa y muchas otras proezas?
He empezado de
manera abrupta esta breve reseña porque me parece que la reflexión previa
permite comprender tanto los aciertos como las limitaciones de la novela de
Rafael Dumett. Bruno Isla Heredia, en Lee por Gusto, ha identificado ciertas
inconsistencias, sobre todo hacia el final de las 777 páginas (en la segunda
edición de Lluvia Editores). Es cierto, la manera en que se responde a la
pregunta planteada inicialmente, a nivel de actos concretos de los personajes, hacia
el final de la historia, es desacertada. Sin embargo, si pensamos la pregunta
en un sentido más amplio —¿por qué el imperio inca fue vencido?, ¿por qué se
produjo la muerte de Atahualpa?—, la novela sí que responde y con creces. Pues
recrea ficcionalmente la compleja estructura social, cultural, económica y
política de las postrimerías del imperio incaico. A continuación, intentaremos
clarificar los elementos subrepticios que ocasionan las inconsistencias del
final y algunos cimientos que sostienen el magnifico mundo ficcional creado por
Dumett, en diálogo con algunas reseñas publicadas en la red.
Es problemático asumir
que los funcionarios incaicos tenían frases secretas para reconocerse
mutuamente como ¿qué le dice el agua al acueducto?, guíame pero no interrumpas
mi camino. No obstante, este recurso funciona durante la mayor parte de la
novela y permite que la ficción haga lo suyo: develar aspectos cognoscitivos
sustanciales a partir de un ordenamiento estético sugerente y efectivo. Así podemos
entender las razones que ocasionaron la derrota del imperio incaico y la sempiterna
multiculturalidad que ha existido en esta tierra incluso antes de la llegada de
los españoles. La recreación del enfrentamiento
entre fuerzas “progresistas”, quienes deseaban reformas que disminuyan las
diferencias entre clases, y “reaccionarias” que querían conservar sus
privilegios dentro del incario es un tema fundamental. Podríamos decir que es
el verdadero “asunto” detrás de la anécdota (la posible liberación de Athaualpa),
pues permite entender el conflicto multicultural y el colapso del Incanato. Obviamente,
un mundo ficcional representado no se sostiene sin protagonistas que vivan los
hechos, y aquí Chalco Chima, Inti Palla y el propio Yunpacha nos regalan imágenes
sugerentes que reconfortan el corazón y al mismo tiempo iluminan nuestro
pasado.
No esta demás recalcar
que el equilibrio (el cual se conserva durante la mayor parte de la novela)
entre los distintos aspectos que acabamos de perfilar evidencia un trabajo
inmenso. Esto convierte a El espía del Inca en una pieza importante de nuestra
literatura, muy superior a los últimos “best sellers” peruanos. El
problema es que ese equilibrio no se pudo mantener todo el relato. El diálogo armónico
entre la actualización y puesta en valor espectacular de un momento histórico crucial
a través de motivos contemporáneos y el correcto trabajo ficcional de temas
históricos a través de personajes atractivos y verosímiles no resiste toda la
historia. Por eso, percibimos que ciertos pasajes no aportan a la construcción
de los personajes y otros develan inconsistencias respecto de motivaciones
previas. Es como si conforme avanzaran los hechos, se fuera perdiendo cierta
solemnidad, y esos “recursos espectaculares” se hicieran más evidentes. Esto ocasiona,
indefectiblemente, que los personajes (entre ellos Atahualpa y Yunpacha) se desdibujen
y sus acciones, hacia el final, justo en el momento más importante, pierdan
verosimilitud y por lo tanto atractivo.