lunes, 14 de septiembre de 2015

KATRINA KUNETSOVA Y EL CLÍTORIS GIGANTE



Desde su estreno, Katrina Kunetsova y el clítoris gigante – obra escrita y dirigida por Patricia Romero y ganadora del Festival Sala de Parto 2013− ha tenido un contundente éxito; cuenta con dos temporadas (Teatro de la Alianza Francesa y Teatro Ricardo Palma); además, ha sido repuesta en funciones ocasionales, y dentro de poco viajarán a Argentina, a un festival internacional. Así que no podíamos perdernos la oportunidad de ir a verla en el Festival Sala de Parto 2015, convocado por el Teatro La Plaza.


Creemos que esta obra cautiva al espectador porque aprovecha al máximo todos las ventajas que ofrece el teatro mimético representacional. Atendiendo a lo dicho, lo más importante es el argumento: Una actriz porno ha decido dejar de trabajar; quiere pasar el resto de su vida a orillas del mar y en compañía del ser amado. Luego, la estructura –disposición de las escenas− es sencilla; los quiebres y los matices necesarios nacen de la dramaturgia depurada y atractiva. A su vez, la metáfora certera, por lo desenfada y cruda, lleva a un límite extremo el juego con el cuerpo de la protagonista, y deja un positivo y contundente mensaje final. Por último, estamos ante una obra de contrastes; por ejemplo: a la vez que somos testigos de un mundo perverso, asistimos al milagro de San Juan de Nepomuceno, santo patrono de Praga, que acude al llamado de Katrina.   

La última característica es, sin duda, la más relevante. Trataremos de analizar algunos detalles al respecto. El objetivo de Katrina es dejar el mundo de la pornografía. Para lograrlo, cree que necesita un compañero; quizás, por eso, la búsqueda del amor la lleva a límites luctuosos. Katrina es dulce, encantadora, tiene un alma transparente, cree en las señales, en los milagros. Quizás por eso, desea encontrar el amor con tanto fervor, no importa que al hacerlo, se destruya a sí misma. Estos matices extremos nos cautivan. Nos apasiona conocer a una estrella porno que quiera conocer el mar, dejarlo todo –felaciones, mamadas, orgías, sadomasoquismo− y enamorarse con locura penitente como la mujer más piadosa, devota y desamparada.


Obviamente, estamos ante una obra de personaje. Es difícil imaginar que otra actriz y no Kareen Spano pudiera haber interpretado a Katrina Kunetsova. Cuando ella se para frente al público, en el centro del escenario y relata su historia, mirándonos con ternura; su voz acaramelada, sus movimientos acompasados, el triste brillo de sus ojos, nos cautivan; y la comprendemos, aceptamos su desamparada personalidad. Aceptamos que es una estrella porno que anhela cambiar su vida y conocer “el principio del amor, el origen de todo lo demás”. También existen claras oposiciones en cada personaje masculino. Estas añaden matices jocosos, perversos, misteriosos, que acompañan el sugerente universo que crea este inolvidable personaje antológico: Katrina Kunetsova.