Aún recuerdo la conmoción y el
profundo impacto que ocasionó en mí y el resto de espectadores la obra Respira de Eduardo Adrianzén, estrenada
el 2009. Sospecho que esto fue posible porque se encontró un equilibrio entre el
trabajo estético y la reflexión crítica; pese a tratar el tema más doloroso que
le tocó vivir al Perú en el siglo XX: el terrorismo y la guerra interna. La
historia era sencilla: El hijo mayor de una familia de la alta clase
tradicional limeña decide pasar a la clandestinidad, entonces devasta a su
familia; y, en especial, a su hermano menor. ¿Cómo una historia tan sencilla
podía ser tan crítica y reflexiva a la vez? Solo ahora puedo vislumbrar la
respuesta a esa pregunta, y apelando a la memoria y a la intuición puedo decir
que la lectura que nos ofreció Respira
funcionó porque la columna vertebral de la puesta en escena fue un sólido
manejo simbólico y estético. La metáfora del hermano menor indefenso, que debe
superar su miedo al agua, a la vez que supera la pérdida del hermano mayor; y
el simbolismo religioso encarnado en la figura del Cristo-personaje que
interviene, cuestiona e ironiza las decisiones del joven que piensa unirse a
Sendero brindan profundidad y soporte a la obra. Por estos elementos, entre
otros, se evita caer en el patetismo extremo.
La (a)puesta de Cómo crecen los árboles es más ambiciosa
y arriesgada. Se quiere brindar una lectura del terror desde nuestros días. El
objetivo crítico y reflexivo es explícito. Incluso podemos pensar que la obra es
una gran alegoría irónica donde participan los principales actores de la gran
tragedia nacional que fue y es aún el periodo de violencia interna. Dante
(Emanuel Soriano) es inteligente y perspicaz y estudia para chef. Su madre,
Maritza (Denise Arregui), trabaja para una ONG y despotrica de vez en cuando
contra el sistema ideológico neoliberal: «No te da pena que el país se
haya convertido en una marca», « ¿clase media por qué pueden comer un
pollo a la brasa cada cierto tiempo?». Su novia, Vania (Camila Zavala), es una
niña bien, el más caro emblema de que las cosas han cambiado poco o nada: «La
vida es demasiado rara como para soportar la realidad». Y el padre, que reaparece después de muchos años, es genocida
y fascista; y el instructor de kung fu, senderista; y la empleada, ayacuchana. Sin
duda, Adrianzén lleva la recreación alegórica hasta un límite extremo, en busca
de brindar una lectura crítica del contexto en que vivimos actualmente. Estamos
ante el intento de un ensayo que en vez de palabras use la vida misma; es
decir, el teatro.
Decimos que es un intento pues Cómo crecen los árboles no tiene el
poder estético ni reflexivo de Respira.
La metáfora de los árboles no soporta el peso emocional y crítico de la obra.
El mensaje es demasiado prosaico y explícito. Aún no hemos encontrado la receta… debemos caminar al lado de las
penas… El monólogo final de Dante es poco más que un intento de asimilación
de la alienada realidad (donde poco a nada ha cambiado desde los años 80) y
poco menos que un discurso congresal. Pero esta obra no es la primera que
recurre al poder del discurso patético para provocar un efecto en el
espectador. Bolognesi en Arica (2013)
de Alonso Alegría concluye con los héroes del Morro de Arica cantando el himno
nacional, y tú (o sea yo) parado, al borde de las lágrimas. Estas obras ciertamente
son valiosas por su aporte analítico e histórico. El que no conoce la historia
de la defensa del Morro podría ver la obra de Alegría. El que no tiene idea cómo funciona el
discurso terrorista, que cree detentar la verdad porque la moral y la justicia
burguesas son construcciones enajenantes; o no conoce el discurso genocida que animaliza al otro para poder matarlo, podría ver la obra
de Adrianzén. El problema es que el
poder esclarecedor de una obra teatral va mucho más allá. El teatro solo no debe dar
cuenta de la realidad; sino que, además, debe procurar transformarla. Lógicamente, todo esto es
conocido, así que solo nos resta decir que esperamos que este uso facilista de
lo patético no se convierta en un mal hábito de la dramaturgia nacional.