miércoles, 20 de agosto de 2014

SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO



Es muy importante que cada día surjan más grupos teatrales; pues esto da cuenta del crecimiento de la oferta cultural limeña. Todavía nos falta mucho para alcanzar a otras capitales latinoamericanas, no solo en oferta cultural, también en producción crítica y difusión de conocimiento. La producción artística, crítica y teórica ligada al ámbito del espectáculo –oferta cultural– en ciudades como México D. F. o Buenos Aires es increíblemente superior a la nuestra. Por ello, es bueno que nazcan nuevos grupos teatrales. Pero es todavía mejor que estos nuevos grupos nazcan con una propuesta artística coherente y sólida.

Creemos que este es el caso de la Asociación cultural «La Zíngara». Grupo teatral que nos sorprendió con su Fausto, sin duda, una notable carta de presentación. Y que ahora se consolida como uno de los grupos de teatro más interesantes con Sueño de una noche de verano. «La Zíngara» quiere presentar obras maestras al público. Para ello, siguiendo las enseñanzas de Peter Brook, renueva y actualiza a los clásicos, apostando por el espectáculo y un trabajo actoral completo. Que se tenga un enfoque claro y definido es más que valioso. Pues al especializarse en un tipo de obras pueden ir mejorando su propuesta, perfeccionando su arte, entrega tras entrega.


Como dijimos nuestra oferta cultural es incipiente. Uno de los elementos para que adquiera madurez es pasar de la especulación general a la especialización. Esto es saludable para el público. Es un aliciente para el resto de la producción teatral limeña. Y obliga a los críticos a indagar: ¿Cómo adaptar clásicos en nuestro tiempo?, ¿será el espectáculo total la manera ideal de que un clásico cobre vida para el público actual? En suma, lo que queremos resaltar es la importancia de tener una Propuesta. Pese a que todos deseamos que la cultura llegue cada vez a más personas. No se trata de presentar obras porque se le antojo a tal o cual director. No debemos dejarnos llevar por el libre flujo del mercado cultural. Cuando se tiene un proyecto mayor los aportes son mucho más interesantes y perdurables. 

Luego de este largo pero necesario paréntesis hablemos de Sueño de una noche de verano, adaptada por «La Zíngara» y dirigida por Vera Castaño. Lo primero que llama la atención es la disposición longitudinal del escenario; este tiene dos espacios separados por una rampa (que sirve para agilizar la obra); por lo tanto, tenemos dos niveles: el primero más alto y profundo que el segundo. Esto es clave para la creación de los espacios presentes en la obra: la selva amazónica y la ciudad. Así, la escenografía cumple con su función prioritaria: los espacios aludidos están claramente delimitados, en ningún momento existe una confusión; en esta tarea también ayudan la música y la iluminación. De todas maneras conviene mencionar que, cuando nos enfrentamos a grandes producciones, es necesario un diseño arquitectónico de escenografía. De todas las artes plásticas quizás la que más influya en el teatro (arte temporal) sea la arquitectura, la cual se encarga del manejo simbólico, artístico y eficiente del espacio. Por ello, siempre es relevante la opinión de especialistas en esta área. Los cuales, a la sazón, se deben estar formando, sobre todo en este momento que la oferta cultural (teatro y cine) crece a pasos agigantados.



En segundo lugar están las actuaciones y la adaptación. Peter Brook dijo alguna vez: «de nada sirve gritar antes de comprender». Y es que pese a que hay actuaciones muy solventes como la de Julia Thays en el papel de Titania o las de los cuatro jóvenes actores (cinco si sumamos a Carlos Casella en el papel de Bottom) que encarnan a Lisandro (Bruno Espejo), Hermia (Alejandra Borouncle), Demetrio (Sebastián Ramos) y Helena (Silvia Tomotaki); hay otras actuaciones que opacan la obra. Teseo (Manuel Lassús) e Hipólita (Leslie Guillén) se compenetran con la obra solo en el último acto. Pero este es un punto débil de toda la representación. Las tres líneas argumentales: Teseo e Hipólita; Oberón y Titania; y Lisandro, Hermia, Demetrio y Helena no están completamente engarzadas. Por eso, si bien las tres historias hablan del amor, en distintas facetas y niveles, este vínculo no pudo ser apreciado. Quizás la actuación más destacada sea la de Alejandra Borouncle, ya que pasa del registro dramático al cómico con mucha solvencia, brindándonos una Hermia sabrosa y atractiva. 

Evidentemente, las deficiencias en la representación son responsabilidad de los actores y de la directora. Creemos que hace falta marcar la diferencia entre carácter y caracterización. Solo el actor que accede al carácter del personaje podrá realizar una correcta representación. Y solo accedemos al carácter analizando, evaluando e interiorizando las decisiones que toma el personaje. La caracterización son todas las cualidades visibles del personaje, tanto externas como internas; pero el carácter es esa razón de ser del personaje, su verdadera naturaleza. En cuanto a la adaptación todo funciona perfectamente: la obra se instala en la selva amazónica peruana. El juego con los referentes locales, la música y el manejo de la dicotomía civilización (destrucción)- naturaleza (vida) funcionan y son atractivos.

En resumen, Sueño de una noche de verano de Vera Castaño y «La Zíngara» es una obra que nos deja mucho y abre nuevos caminos. Presenta a jóvenes actores brillantes, prueba que las grandes producciones no son exclusivas de las empresas teatrales; y, sobre todo, deja en claro que están naciendo grupos teatrales con proyectos sólidos e interesantes. Me excuso por la extensión pero tratándose de un clásico era necesario.   

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