El día jueves 30 de octubre se
realizó un evento cultural relevante en la Facultad de Letras de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. En el marco de la Semana de la Literatura el grupo
teatral Contacto presentó El enfermo imaginario de Moliere. Esto es
de suma importancia para la vida cultural sanmarquina. En nuestra Universidad,
la actividad teatral y la reflexión dramática han quedado completamente
relegadas. A este panorama se suma el escaso apoyo al arte en las universidades
públicas y una política cultural inexistente. Por ello, es una sorpresa que la
presentación de Contacto haya sido
exitosa. Creemos que esto confirma que, a 14 años de terminada la dictadura que
destruyó por completo todos los mecanismos de organización universitaria, los
estudiantes están reconstruyendo la vida cultural y política de la Facultad.
A diferencia de algunas presentaciones
teatrales anteriores, esta ha sido una puesta en escena responsable. Se pudo
sentir el trabajo y preparación en todos los niveles: organización, ensayos,
utilería, efectos, dirección… La conciencia y el compromiso artísticos son
evidentes. Este colectivo; que está conformado por alumnos que cursan los
primeros años de distintas carreras de la Facultad, ha demostrado gran madurez
artística, sensibilidad e intuición. Es muy difícil manejar una presentación
como la del día jueves. El espacio y el ambiente no eran los idóneos, pero el
director, los actores y la producción demostraron aplomo y seguridad; esto
solamente puede ser producto de un arduo trabajo.
Analicemos la puesta en escena.
Lo primero que debemos mencionar es la adaptación. La presentación duró cerca
de 45 minutos y estuvo divida en 3 actos. Existió un trabajo con el texto y la
estructura de la comedia de Moliere. A pesar de los recortes, el cambio de la
estructura funcionó; las correctas actuaciones del enfermo Argán (Emmanuel
Zavaleta Santisteban) y Toñita (Tania Palomino Domínguez) permitieron que la
obra se mantuviera cohesionada. Además el carisma y talento de ambos contagió
al resto de actores. Otro acierto de la adaptación del estudiante de literatura
Emmanuel Zavaleta fue la actualización del lenguaje. De manera inteligente,
modificó el texto e introdujo frases actuales y coloquiales en los momentos
jocosos ligados a la enfermedad digestiva de Argón y también cuando se ironizaba
con lo erótico. Pero conservó la solemnidad y la belleza clásica del texto
original en los parlamentos largos, donde los elementos estrictamente “jocosos”
(sexualidad, enfermedad) quedaban de lado. Por ejemplo, cuando se hablaba del
elevado y puro amor entre Angélica (Patricia Herrera Quichíz) y Cleanto (José
Francisco Guablocho Jalk); o cuando Tomás Diaforius (Arturo Ree Noriega)
utilizaba una molesta perorata para pretender a Angélica. En suma, la
adaptación fue correcta y equilibrada, potenció la comicidad del texto y
permitió una presentación entretenida y agradable.
Otra virtud es la correcta
caracterización de todos los personajes. En este punto el vestuario y la
utilería cumplen un papel fundamental. Fue un gusto apreciar ese nivel de
preparación y compromiso en una actuación universitaria. Todos los actores
supieron manejar muy bien sus instrumentos y el improvisado escenario. Los
parlamentos de todos fueron claros, correctamente modulados (incluso, algunos,
con inflexiones adecuadas), existieron las pausas necesarias, hubo conexión y
complicidad entre los actores. Podríamos decir que fue una presentación casi
profesional. Esto no pudo haber sido posible sin una correcta dirección, la
cual estuvo a cargo de David Achas Silva. Las caracterizaciones de Argán y
Toñita fueron excelentes, no merecen más comentarios por la importancia que les
asignamos. Patricia Herrera (Angélica) supo resolver la caracterización del
personaje con suspiros afectados; pero, por eso, agradables, cumplió con la
ternura y comicidad que requería el personaje.
Arturo Ree en el doble papel de Tomás Diaforius y Dr. Purgón fue jocoso,
pausado, moduló correctamente la voz; y, lo más importante, los movimientos, la
posturas y los gestos que usó en cada personaje, permitieron que estos
adquirieran independencia. Todos tuvieron una correcta interpretación no
olvidaron ningún aspecto relevante de una representación dramática. Cada
movimiento fue preciso, y el manejo de la relación con el público fue
increíblemente maduro. Belina (Shirley Vivas Centeno), el Sr. Diaforius (Max
Espinal Mendoza) y Beraldo (Joel Peña Correa) completan el reparto la versión
de El enfermo imaginario del grupo
teatral Contacto.
No queda más que felicitar a
todos los miembros del grupo, incluido el equipo de producción: Karen Montalvo,
Fiorella Susaníbar Jara, Wendy Balboa, Daniel Sánchez Quispe, Milagros Reyes y
Gabrielle Salazar. Se requiere mucho trabajo y también mucha intuición y
talento para brindar una función como la que nos brindaron. Es una alegría que
podamos ver una puesta en escena exitosa y agradable en la Facultad de Letras. Creemos
que estamos en camino de devolverle la majestad cultural y artística a la
Facultad, el grupo Contacto es una
muestra de ello.
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