Alguna vez, un profesor de San Marcos
nos dijo: «
¡Imagínense si Las Casas no hubiera podido demostrar que los indios
tenían alma; no quedaría vestigio alguno de las civilizaciones precolombinas!». Palabras
aterradoras sin duda, igual o más a aterradoras que estas: «Los
españoles vinieron a enseñarnos, si los indios no sabían nada…»;
o estás, que dicen lo mismo, aunque de manera un poco más académica: «No
entiendo cómo hay gente que sigue viendo una oposición entre lo español y lo
andino, si gracias a los españoles hemos podido conservar los unicos vestigios
que poseemos de las culturas amerindias». Los españoles no solo cometieron todos los abusos
posibles; sino que, acordaron, bajo decreto real, eliminar todo rastro cultural
precolombino. Esta es una verdad académica, aún hoy, desconocida y constantemente
puesta en debate. Otra tesis medular y poco difundida es la importancia capital
que tuvieron las alianzas en la conquista del Perú: no fueron los españoles los
que derrocaron al imperio incaico, sino las alianzas, entre españoles y
cañaris; primero, y entre españoles y chancas; después.
Mientras el Perú no conozca realmente
su historia y sus errores y fracasos; no vamos a poder construir la sociedad
justa y solidaria que todos anhelamos. El país de las diferencias, el país de
todas las sangres, recién ha iniciado el camino de la verdadera reconciliación.
Por ello, La controversia de Valladolid,
escrita por Jean-Claude Carriere, aparece en el momento preciso. Esta obra usa
el concepto de «teatro vivo» de Peter Brook para ensamblar y
combinar la reflexión histórica, social y cultural. «Ábrete memoria antigua […] ábrete
corazón y recuerda como el espíritu cura, como el amor sana […]» Con
esta melodía contemporánea, a modo de canto gregoriano, se inicia la puesta en
escena dirigida por Jorge Chiarella Krüger. Su característica más importante
es que apela a la imaginación del espectador; en esta línea, en el momento más
álgido de la primera escena, se usa el espacio vacío para acercarnos al
desgarrador testimonio del padre Las Casas. Otro elemento capital es la relación
vital que se entabla con la representación. Relación propiciada, principalmente, por el espléndido teatro circular Ricardo Blume, donde los límites entre el
público y los actores se desdibujan. De hecho, por momentos te dan ganas de
rezar o de intervenir en la discusión. Así pues, vemos que se cumplen dos
características que Brook considera medulares para que el teatro tenga esa
chispa de vida necesaria para transformar el mundo: la irresistible presencia
de la vida y la imaginación que llena todos los espacios.
En cuanto al montaje y a las
actuaciones. Se cubren correctamente todos los aspectos históricos sin que la
obra se convierta en una estampa. Debido a esto, podemos percatarnos de los dos
niveles de la discusión: el que busca definir la naturaleza de los indios, si
pertenecen al género humano desde la visión teocéntrica de la época; y el que
era el motivo real de controversia: la justificación o no de la que se creía
era una guerra justa y santa. Augusto Mazzarelli (Ginés de Sepúlveda) y Alberto
Ísola (Fray Bartolomé de las Casas) demuestran toda su experiencia y vitalidad
en el escenario. Vemos a un Sepúlveda astuto, retórico, apropiadamente racional
para la época y a un Las Casas
sanguíneo, vital, emocional, un verdadero «adelantado»
del pensamiento humanista. No es casualidad que innumerables académicos vean a
Las Casas como una estela de redención en medio del oscurantismo que significo
la colonia, y que su vida y su obra sean un pilar del pensamiento
latinoamericano. En resumen, estamos ante una obra necesaria, que nos compete y
afecta directamente, y que puede ayudar a abolir las innumerables taras que
cargamos desde mucho antes que atreviéramos a llamarnos Nación. Porque la
opresión y la guerra no terminaron con la colonia, porque aún a mediados del
siglo XX existían innumerables pueblos de la sierra y selva que no se
sentían parte del Perú, porque aún hoy vivimos entre engaños y mentiras que
pretender vendernos un Perú homogéneo, gastronómico y comercial.
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